Lo que nadie te dice sobre la cera y la rasuradora

 

Aunque la cera y la rasuradora son métodos muy utilizados, lo cierto es que esconden efectos que pocas veces se tienen en cuenta. La cera, por ejemplo, puede causar irritación, enrojecimiento y hasta quemaduras leves en pieles sensibles. Además, es un procedimiento doloroso que debe repetirse constantemente para mantener resultados temporales.

Por otro lado, la rasuradora es rápida y accesible, pero suele provocar cortes, irritación y foliculitis (los molestos pelos encarnados). A esto se suma que el vello crece con más fuerza y en muy poco tiempo, lo que obliga a repetir el proceso cada pocos días.

Ambos métodos también generan un desgaste económico y de tiempo que, a largo plazo, es mucho mayor de lo que se suele imaginar. Comprar descartables, cremas o turnos de depilación con cera, mes a mes, se convierte en un gasto acumulado que no resuelve el problema de raíz.

La depilación láser surge justamente como respuesta a todas esas limitaciones. Al eliminar el vello desde el folículo, evita la irritación, reduce la posibilidad de pelos encarnados y ofrece resultados duraderos, liberando a las personas del ciclo repetitivo de depilarse cada semana.